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¿Por qué es importante hacer deporte?

El sedentarismo ha aumentado de modo espectacular en las últimas décadas. La mecanización y el desarrollo de la electrónica han reducido el trabajo manual, y caminar ya no es un modo común de transporte. Se cree que el auge del sedentarismo favorece la aparición de dos grandes problemas de salud:

1. Favorece el avance rápido de enfermedades crónicas, como el infarto o la angina de pecho, la obesidad o la diabetes, que comienzan a muy temprana edad (a los 10-15 años) y se van desarrollando lentamente, hasta que se manifiestan al cabo de los años como una enfermedad.

2. Provoca una pérdida acelerada de la movilidad de las articulaciones y de la fuerza muscular, todo lo cual empeora notablemente la calidad de vida de la persona sedentaria cuando llega a la vejez.

Se sabe que la mejor manera de evitar este deterioro es realizar ejercicio físico de modo frecuente y adaptado a cada individuo; cualquier edad es buena para comenzar.

¿Está demostrado que el ejercicio físico es un buen tratamiento en las personas que ya han tenido una angina de pecho o un infarto de miocardio?

Sí. Existen argumentos muy convincentes para asegurar que el ejercicio físico practicado de forma regular, por personas que han tenido un infarto agudo de miocardio o una angina de pecho, reduce el porcentaje de muertes producidas después de que se haya manifestado la enfermedad. Por ello, el Colegio Americano de Medicina del Deporte considera que la mayoría de esas personas deberían realizar programas de ejercicio físico prescrito individualmente para mejorar su salud física y psíquica. Por ejemplo, un estudio realizado por el Profesor G. Schuler, de la Clínica Universitaria de la Universidad de Heidelberg, en Alemania, encontró que, sometiendo a enfermos diagnosticados de angina de pecho estable a un entrenamiento diario de 20 minutos y a una dieta pobre en grasas de origen animal durante un año, se observaba en dichos sujetos una pérdida de peso del 5%, un descenso de su colesterol total en sangre del 10%, una mejora de su condición física del 23%, una mejora o un “no empeoramiento” de la enfermedad de sus arterias coronarias responsables de su angina de pecho, y una menor mortalidad. Estos resultados eran mejores que los que tuvo otro grupo de sujetos a los que se realizó el mismo tratamiento pero sin añadirles el programa de entrenamiento físico. En personas que habían tenido un infarto de miocardio se han encontrado resultados parecidos.

¿Está demostrado que el ejercicio físico frecuente puede ser un buen tratamiento de la diabetes?

La diabetes es un desorden del metabolismo que se caracteriza porque los niveles de glucosa en la sangre son excesivamente altos y porque favorece el avance de pequeñas lesiones en los vasos sanguíneos de diferentes órganos. La mayoría de los estudios realizados con diabéticos que siguieron programas de ejercicio físico indican que el entrenamiento físico es claramente beneficioso para los diabéticos tipo II (los que generalmente no necesitan inyectarse insulina) porque les ayuda a perder peso y a que sus niveles de glucosa en sangre vuelvan a ser normales. En los diabéticos tipo 1 (los que necesitan inyectarse insulina) también se producen efectos positivos con el entrenamiento físico: con un programa de ejercicio físico evitan o mejoran los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular y necesitan inyectarse menos cantidad de insulina para mantener los niveles normales de glucosa en sangre.

¿El entrenamiento físico sirve para tratar la enfermedad vascular periférica obstructiva?

Las personas que tienen esta enfermedad suelen tener dolores musculares en las piernas cuando caminan, que les obliga a detenerse un rato hasta que desaparece el dolor. El Colegio Americano de Medicina del Deporte recomienda a estas personas hacer ejercicio físico de modo regular, evitando la aparición del dolor, porque varios estudios han demostrado que tras varias semanas de ejercicio físico pueden recorrer más metros sin sentir dolor y, a una velocidad de marcha determinada, se reduce o desaparece el dolor.

¿El entrenamiento físico sirve para tratar la obesidad?

Salvo raras excepciones, la obesidad se produce por comer demasiada cantidad de alimentos, demasiada grasa de origen animal y demasiados azúcares elaborados, y por hacer poco ejercicio físico. Parece ser que las personas con exceso de peso que comienzan a realizar un programa de ejercicio físico sin modificar su dieta no adelgazan, o si lo hacen es en menor grado que las personas que hacen solamente un régimen dietético sin hacer ejercicio. Sin embargo, muchos estudios han encontrado que si una persona obesa combina una dieta con un programa de ejercicio físico, obtendrá la mayor pérdida de peso, perderá más grasa, disminuirá más los
factores de riesgo cardiovascular y, sobre todo, impedirá que cuando se dé por finalizado el régimen dietético se vuelvan a coger rápidamente los kilos perdidos con tanto esfuerzo.

¿El ejercicio físico frecuente sirve para prevenir la osteoporosis?

Sí. La osteoporosis es una enfermedad del esqueleto caracterizada por un descenso progresivo de la masa ósea, que hace que el hueso sea cada vez más frágil y, por lo tanto, más fácilmente rompible cuando una persona sufre una caída. Se cree que el ejercicio físico frecuente previene la pérdida de masa ósea que se produce con la edad, disminuye el riesgo de sufrir caídas y, en el caso de que ocurran, reduce el peligro de fracturas.

¿Es bueno el ejercicio físico para los enfermos con asma o con bronquitis crónica o con enfisema pulmonar?

Aunque no se puede afirmar tan categóricamente como en el caso de la hipertensión, el infarto de miocardio o la diabetes, el Colegio Americano de Medicina del Deporte considera que el entrenamiento físico regular, adaptado a la condición física y a las necesidades del individuo, parece que tiene efectos positivos en los enfermos asmáticos, bronquíticos crónicos o que tienen enfisema pulmonar. El efecto positivo más importante del entrenamiento físico en estas personas es la mejora de la condición física que les permite hacer más actividades lúdicas o de la vida diaria sin sentir sofoco ni sensación de ahogo.

¿Es bueno el ejercicio físico para disminuir la ansiedad y la depresión?

Aunque no existen evidencias concluyentes, algunos estudios sugieren que el ejercicio físico frecuente se acompaña probablemente de una disminución de los niveles de ansiedad y de depresión. Además, se cree que dicho ejercicio físico mejora la sensación de bienestar y mejora las prestaciones en el trabajo, en las diversiones y en las actividades deportivas.

Si, por ejemplo, una persona realiza un programa de entrenamiento físico regular durante 3 meses y después deja de hacer ejercicio físico, ¿se mantienen los efectos positivos adquiridos aunque deje de hacer ejercicio?

No. Supongamos, por ejemplo, que se ha hecho un programa de entrenamiento y se consigue que desciendan los valores de tensión arterial de reposo. Si desde ese momento se deja de hacer ejercicio, la tensión arterial de reposo volverá a subir al cabo de varias semanas o meses. Por ello, es muy importante seguir practicando ejercicio de modo regular.

¿El ejercicio físico puede tener también efectos negativos sobre la salud?

Sí. En dos casos:

1º) Si se tiene alguna enfermedad que desaconseje hacer ejercicio físico. Sin embargo, hay que saber que el número de enfermedades en las que el ejercicio físico tiene efectos negativos es muy pequeño.

2º) Si se practica con desmesura, con entrenamientos diarios, durante mucho tiempo cada día y a un ritmo muy intenso, no mejorará la salud ni los factores de riesgo en mayor grado que si se hace ejercicio físico con moderación; por el contrario, existirá el riesgo de sentirse excesivamente fatigado, de tener lesiones, y se estará más expuesto a contraer enfermedades.