Aunque no se puede afirmar tan categóricamente como en el caso de la hipertensión, el infarto de miocardio o la diabetes, el Colegio Americano de Medicina del Deporte considera que el entrenamiento físico regular, adaptado a la condición física y a las necesidades del individuo, parece que tiene efectos positivos en los enfermos asmáticos, bronquíticos crónicos o que tienen enfisema pulmonar. El efecto positivo más importante del entrenamiento físico en estas personas es la mejora de la condición física que les permite hacer más actividades lúdicas o de la vida diaria sin sentir sofoco ni sensación de ahogo.